olas volando, transigrafía

Para esta transigrafía, en comparación con la anterior, el calor, el cansancio y el estrés estuvieron más presentes. Con el paso de los minutos, más agotada me sentía. Hasta que...  me acerqué al mar, y mi pequeña yo se apoderó del presente. Las olas, las piedras, los animales, ¡ay! todo parecía un lindo sueño, repleto de amor y risas, del cual no quería despertar. Me dirigí a la roca más alta para poder apreciar de mejor manera el panorama, y de repente un pelicano pasó al lado mío, y el contacto visual entre nosotros dos como animales fue una experiencia inolvidable. A partir de mi cercanía con el agua, me dispuse a pintar; agarré mi potecito de soya(de los que te dan en el sushi), saqué agua del mar, distribuí mis pinceles duros, saqué mi bombilla y ¡A pintar!

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