Ese viernes, estaba con la regla y me sentía muy mal, por lo que le pedí al profe retirarme antes... Hasta que recordé que me faltaba terminar lo que llevaba del ejercicio de los cristales. Pinté cada uno intentando hacerlo en armonía con los colores y en modo de arcoíris. Me quedé con unos amigos y, mientras mezclaba, algo captó mi atención: la acuarela mezclándose con el agua. Me recordó a la sangre mezclarse con el agua y, francamente, sentí cómo mi cuerpo era arte. Mi cuerpo no tan solo creaba arte, sino que lo es en su esencia.
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